El estudio “Caracterización del crédito bancario en El Salvador: opciones para su reactivación en épocas de crisis” fue presentado a los miembros de la Red de Investigadores del Banco Central de Reserva de El Salvador -REDIBACEN.
El objetivo del estudio fue proponer un conjunto de políticas públicas de corto plazo para el caso salvadoreño, que contrarresten la contracción que ha experimentado el crédito a los sectores productivos y a los hogares. La investigación elaboró un diagnóstico de la situación actual del crédito bancario y presentó propuestas para incentivar el otorgamiento de crédito en el corto plazo a los sectores productivos y a los hogares, en armonía con el Plan Anti-crisis.
El estudio, elaborado por los licenciados Julieta Fuentes y Juan Osorio, del Banco Central, indica que el crédito bancario local es la principal fuente de financiamiento privado y que el financiamiento externo directo, solo cobró importancia para contrarrestar bajas ocasionales en el crédito bancario.
Los depósitos de los salvadoreños han sido tradicionalmente suficientes para financiar el crédito en El Salvador, dice el estudio; sin embargo, el auge de la actividad económica promovió un aumento en el crédito, lo que indujo a los bancos a utilizar otras fuentes de fondos, sin que llegaran a ser fundamentales.
Se destaca que, en el contexto de la crisis, los recursos disponibles se orientaron a acumular reservas y al pago de deuda externa. No obstante, durante la crisis, la disponibilidad de recursos no fue una limitante para el crédito, pues la contracción crediticia no se originó por la escasez de fondos prestables. Los bancos contaban con recursos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo y del Fondo Monetario Internacional, además, de que habían recibido la devolución gradual de fondos al terminar la vigencia del requerimiento adicional de reserva de liquidez. Subsistieron simultáneamente condiciones de altas tasas de interés y exceso de liquidez.
La política crediticia cambió hacia una de excesiva cautela. El crédito se dirigió a préstamos personales en detrimento del crédito empresarial. Los plazos se alargaron para las personas y el crédito al sector privado cayó, en apego a las directrices de las casas matrices de los bancos. Las medidas prudenciales para proteger la liquidez sistémica también incidieron.
En 2009, la política restrictiva era menos tolerante al riesgo y tomaba en cuenta las metas de rentabilidad de la banca. Los bancos modificaron los términos de contratación, en especial, para la mediana y pequeña empresa, restringiendo los créditos con menores plazos y mayores tasas de interés, lo que se retroalimentó con una menor actividad económica y un incremento en la mora. A esto se sumó la reducida cobertura de los esquemas de garantía, que limitaron aún más el acceso al crédito de la mediana y pequeña empresa.
En El Salvador, el mercado está dominado por bancos privados de capital extranjero (96%), por lo que las necesidades nacionales no son prioritarias en las políticas de los bancos extranjeros. La banca estatal solamente posee el 4% del mercado restante, de tal manera que los bancos pequeños y estatales no tuvieron ningún impacto en el crédito global en 2009.
Es necesario promover la transparencia del mercado y definir parámetros para establecer una tasa de referencia para los créditos, impulsar una banca de desarrollo capaz de apoyar el crecimiento con crédito y dar nuevas opciones de financiamiento, como mercados e instrumentos financieros.
El estudio analizó las expectativas de los ejecutivos bancarios, que esperan que las condiciones de nuevos créditos se mantengan sin cambios; es decir, restrictivas. En su opinión, los créditos variarían en la medida en que mejoren las perspectivas económicas. Destacaron que los bancos prefieren otorgar préstamos a corto plazo, para consumo, industria y vivienda. Señalaron que la construcción y el sector agropecuario muestran expectativas más desfavorables, siendo la construcción el sector con el panorama más adverso.
Concluye el estudio indicando que la incertidumbre económica no permite que las medidas de reactivación se encaucen para proveer de mayores recursos al sistema bancario. Asimismo, bajo un esquema de dolarización, tampoco puede inducirse una reducción en los niveles de tasa de interés.
Finalmente, la investigación destaca que el mercado crediticio no cuenta con los recursos financieros e institucionales, como una banca estatal importante y un espacio fiscal para desarrollar una política expansiva prudente, para impulsar el crédito productivo.